Por: MAYTE CEPEDA
El perineo y piso pélvico se localiza en la parte inferior de nuestro cuerpo; da espacio a los órganos sexuales externos y el ano. En mujeres y hombres varía la dimensión y funcionamiento de esta zona debido a la necesidad biológica femenina de ser más ancha o amplia para dar oportunidad y viabilidad a un útero gestante.
En distintas prácticas se recomienda canalizar y enfocar la energía hacia ese punto específico que, además, coincide con el primer chakra denominado: raíz, mulha bandha, del cual ya hemos platicado en textos anteriores y aquí solo refrescamos recordando que se trata del primer chakra caracterizado por el color rojo, la flor de cuatro pétalos, que concentra la energía de supervivencia, sentido de pertenencia y seguridad del ser.
Sin embargo, el perineo, al dar espacio al piso pélvico, involucra además otros órganos y funciones vitales, como es el caso de la vejiga, el útero, los órganos sexuales, la parte baja de los intestinos, entre otros.
Aquí entonces juega un papel importante el segundo chakra contando de abajo hacia arriba. El llamado svadisthana chakra que concentra la energía que se genera bajo el ombligo y del pubis hacia arriba. Tenemos una conjugación de dos energías super poderosas a las que hay que trabajar continuamente para mantener equilibradas y en total armonía.
¿Qué onda con los daños del perineo-piso pélvico?
En hombres y mujeres es un hecho que, con el paso de los años, debemos implementar acciones para prevenir enfermedades y problemas relacionados con la salud, eso es un hecho. Sin embargo, la característica principal que diferencia nuestra condición como mujeres respecto a un perineo sano, en relación con el de los hombres, es aquella maravillosa condición de que se nos ha dotado para ser el canal físico-biólogico para el nacimiento de un bebé. Y en palabras un poco más etéreas, tenemos la posibilidad de fungir como un portal para la manifestación y llegada de una nueva vida a este mundo.
Esto, sabemos que tiene una importancia y trascendencia grandísima en el mundo tangible y material. Sin embargo, en ocasiones los efectos derivados de la función reproductora de una mujer, la edad y otros factores, pueden provocar funciones inadecuadas de los órganos ubicados en la zona de perineo-piso pélvico.
Dentro de estas funciones no adecuadas se relacionan los problemas con el tracto urinario, el movimiento de la matriz, dificultades en colon y recto, estreñimiento, dolores en la zona de la espalda baja, pelvis, pubis y órganos internos, entre otros.
¿Sabes qué hacer para tener un perineo-piso pélvico sano?
Una de las prácticas benéficas para esta zona del perineo-piso pélvico es el de realizar contracciones de aquellos músculos que se ubican en esta parte del cuerpo, por intervalos de tiempo o respiración. Se conocen como los ejercicios de Kegel y en algunos tipos de yoga se practican estas contracciones de manera permanente, es decir, durante toda una sesión de yoga, estás enfocándote en esta contracción energética y física.
Otra manera de trabajar esta región del cuerpo es mediante posturas como la que te presento en este artículo. Llamada comúnmente el puente o setu bandhasana sarvangasana, hacerla con respiraciones profundas y controladas, sirve para fortalecer tu espalda, glúteos y la parte frontal de la cadera, es decir, la pelvis y los órganos que en esa región se ubican. Existen otras tantas posturas de yoga que ayudan a esta zona, como el utkatasana, kurmasana, upavistha konasana, entre otras.
El trabajo meditativo siempre ayuda. Suma a tu intención de mantener sana esta región con prácticas de meditación guiada para el primer y segundo chakras. La verdad es que hoy en día existen un montón de recursos de donde obtener este tipo de meditaciones. Puedes encontrarlas en youtube, Spotify y otros medios o redes de comunicación. Y en el trabajo de meditación has la pronunciación de las sílabas LAM y VAM con repetición continua y en voz alta para que resuene la vibración en el cuerpo, para el primer y segundo chakra respectivamente. Verás como te sentirás muy bien con ganas de repetirlo día tras día. ¡Namasté!
