Por Argelia Dávila
“La evolución por selección natural actúa solamente por acumulación de variaciones pequeñas, sucesivas y favorables.” -Charles Darwin
No cabe duda que la arquitectura evoluciona a diario. Así como los seres humanos, la tecnología -y si bien tal vez no evolucione pero si se adapta- es nuestro entorno natural. ¿Adaptación es evolución? El verbo adaptar proviene del latín adaptare que quiere decir ajustar una cosa a otra, esta acción se divide o está compuesta por un prefijo: ad que significa hacia o aproximación y el verbo aptare que quiere decir ajustar, aplicar, ceñir, equipar; es decir, hacer apta una cosa.
Como habitantes de un lugar, desde nuestros inicios como organismos sedentarios, hemos adaptado nuestro entorno a nosotros, es un hábito que se conforma a través de los siglos. En las ciudades, adaptamos nuestras viviendas, nuestros parques, los espacios para trabajar, para comer, para divertirnos y donde una vez hubo un valle, hoy es una comunidad de asentamiento base, la ciudad representa siempre mayor tamaño que otros asentamientos y tiene ciertas características donde la “civilización” habita.
La planificación de las ciudades históricamente se ha hecho de manera horizontal, es decir a lo largo y ancho del territorio con el que cuenta, sin embargo, problemas como la escasa movilidad y el transporte público ineficiente (sobre todo en ciudades como la nuestra) entre otras cosas, hace que zonas fraccionadas con viviendas sean abandonadas, convirtiéndose en lugares poco seguros. En consecuencia, se propone para las ciudades su redensificación lo que quiere decir que se reúna a la mayor cantidad de población en centros urbanos más compactos y con acceso a productos y servicios que satisfagan todas sus necesidades, ejemplo de esto son los edificios altos y/o rascacielos que permiten tener mayor cantidad de población en un solo lugar; pero, no ha resultado tan fácil, otros problemas como la priorización del automóvil conlleva a no tener suficiente espacio para circular, el necesitar medidas y estrategias para entradas y salidas de los vehículos en un edificio y estar limitados precisamente por este flujo entre otras cosas, se presentan, es decir, esta solución también tiene sus bemoles.
A este respecto, Carol Ross Barney, arquitecta estadounidense y ganadora de diversos reconocimientos propone que las ciudades del vecino país deben impulsar edificios de mediana altura. La experta afirma que invertir en infraestructura que se encuentra poco valorada y repensar la densidad para abrir el espectro de posibilidades también hacia grupos minoritarios o vulnerables, son esenciales para el diseño de las ciudades del siglo XXI.
Con la pandemia del Covid 19, se nos obligó a entender y visibilizar las deficiencias que tienen estos lugares, no solamente los norteamericanos. La arquitecta afirma además, que una solución a este problema es diseñar ciudades de altura media, es decir, no utilizar edificios que sobrepasen la escala humana, sino que se llegue a un punto medio, ya que sigue siendo necesario redensificar las ciudades para resolver algunos problemas como los antes mencionados, pero encontrando el “punto medio perdido”. Estos espacios intermedios que incluyan consultas públicas para conocer y determinar las necesidades de una comunidad, la inclusión de espacios públicos equitativos e inclusivos, en donde se incluya como eje de diseño al usuario, al peatón, al habitante.
La arquitecta es egresada de la Universidad de Illinois y ha defendido la participación de las mujeres en el diseño. Además de ser fundadora de Chicago Woman in Architecure en 1974, expresa que la industria de la arquitectura y el diseño todavía sufre de falta de diversidad.
Se entiende entonces, que la equidad, el punto medio, la inclusión, son conceptos que se esparcen hacia todas las áreas de la vida humana, no solamente en la arquitectura o en los espacios públicos, sino también en la toma de decisiones para lograr tener ciudades o comunidades donde predomine la calidad de vida y los espacios dignos para convivir. La evolución y adaptación de las ciudades a los tiempos que hoy vivimos es imprescindible para su permanencia, para no extinguirse. Repensar las ciudades y los procesos para mejorarlas sin perder su identidad son puntos clave en el futuro de las mismas, tomando en cuenta a todos sus habitantes.
Pie de foto: Fotografía del Centro Histórico de Saltillo desde la calle de Escobedo hacia el oriente. Argelia Dávila, 2021.