X

EL CANSANCIO DE LA GUERRA

Por Karla López

Hoy fue nuestra décima batalla y tengo que admitir que cada vez me cuesta más trabajo recuperarme.

Estos días has esparcido un gas venenoso que lastima mi mente y mi espíritu dejando una densa neblina que me impide ver con claridad mi objetivo. Por primera vez en mucho tiempo grité y lloré de coraje, de enojo y desesperación. Lloré de cansancio, de agotamiento y me preguntaba de nuevo ¿por qué yo, por qué tengo que soportar todo esto?

Estoy cansada de ir y venir, de dejar toda mi vida desde un día antes y viajar para poder llegar puntual a nuestro campo de batalla. Mi cuerpo aún no se ha recuperado de la batalla anterior y tengo que salir a pelear sabiendo que por más que quiera salir huyendo no puedo hacerlo, debo seguir avanzando.

Estoy exhausta y aún así llegué a la hora habitual. Y aunque estaba dañada, herida, con tristeza, me preparé y con una oración le pedí a Dios me llenara de fuerza para soportar un día más, una lucha más. De nuevo debo prepárame para recibir mis armas que de repente se volvieron más pesadas, pero más eficientes. Hemos comprobado que estás cada vez más pequeño, casi no podemos localizarte, pero sabes que al atacarte deberé lidiar con los efectos secundarios de mi ofensiva. No sé qué estragos me esperan esta semana, no sé qué nuevos sentimientos experimentaré, sólo sé que no puedo rendirme, no puedo dejar que te apoderes del territorio que he recuperado. En mi debilidad tu ves la ventaja y no dudas en utilizar armas que me debilitan al grado de caer de nuevo en el vacío de la desesperación. Sabes que no puedes avanzar y quieres al menos recuperar mis emociones y manipularme, crees que si lo haces abandonaré la guerra y te dejaré adueñarte de mi cuerpo.

Esta semana no fue la mejor, experimenté malestares nuevos que me provocaron mucho dolor, sobre todo emocionalmente. Me provocó mucho llanto, pero sé que llorar es curativo, me libera y me ayuda a continuar. Ya no tengo miedo a sentir, le doy su lugar al dolor, lo abrazo y lo dejo fluir, así no se estanca y se lleva en su cause todo lo malo, dando paso a nuevas lágrimas que serán de alegría.

Podrás dejar tus minas de tristeza, podrás lanzar flechas de angustia o aventar bombas de gas venenoso, ahora sé que no son letales, solo son pequeños ataques desesperados de sembrar en mi dolor y aunque me duelen tus ataques me sobrepondré y recobraré fuerzas.

Es probable que llegue malherida a nuestro siguiente enfrentamiento, pero avanzaré con valor enfocada en que pronto, muy pronto, no existirás más.

karla lopez: Mamá, esposa, mercadóloga, ama de casa y mujer guerrera en su lucha contra el cáncer de mama.

View Comments (1)

Related Post