Por Anagabriela de la Garza
Uno de los recuerdos más hermosos que tengo de mi infancia es que cuando me pasaba algo mi mamá llegaba y con su calma y amor ponía sus manos sobre mis heridas o la parte del cuerpo que me dolía y me decía “estoy haciendo magia ahorita te vas a sentir mejor”. A veces lo hacía porque lo que me había pasado era algo pequeño y a veces lo hacía porque no tenía dinero para comprarnos algunos medicamentos, la verdad su magia siempre funcionó. Sus manos, sus besos y sus labios soplando sobre mis cortadas pareciera que hasta podía ver esos “polvos mágicos” que me curaban.
Ahora me toca ser mamá bruja a mi. Hay días que me siento la bruja más mágica del mundo en la que puedo tomar a mis niños y hacer que se sientan bien con mi “magia”. Espero que al hacerles de comer sientan todo mi amor ya que cada ingrediente con el que cocino lleva buenos deseos para ellos, que al comer sientan el amor de su mamá.
Hay días en los que siento que fallé y que soy la bruja mala del cuento. Pierdo la paciencia y siento que parezco una bruja de esas verdes con lunares gigantes en la nariz.
Quisiera que cuando crezcan me recuerden como yo recuerdo a mi mamá y que sientan ese amor tan grande que yo siento por ella. Quisiera poder agradecerle a mi mamá por todo lo que hizo cuando yo era niña, de seguro no fue fácil pero hizo que lo pareciera.
En estas fechas amo decorar la casa, disfrazarme con ellos, jugar a ser zombies y ser mamá bruja. Espero que todas se llenen de polvos mágicos y pócimas de amor.