Por Ana Victoria Zamora
El día de hoy fui al cine con mi papá, mi mamá y mi hijo Samuel a ver a nueva película de Disney: Wish. Desde que soy niña soy fan de todas las princesas y sé que a lo largo de los años Disney las ha estado haciendo cada vez más empoderadas e independientes sin el típico final… FELICES PARA SIEMPRE, pero esta película es diferente. No trata sobre la típica princesa rescatada por el príncipe, o la típica princesa atrapada por la malvada villana, esta película se trata sobre el poder que tienen nuestros deseos.
Se puede ver desde distintas perspectivas, te platico la mía. ¿Alguna vez has tenido un deseo ardiente desde tu corazón? ¿Alguna vez has deseado algo y cuando lo platicas al ser que más quieres, te quita ese deseo diciéndote que es imposible?
Los seres humanos tenemos en nuestro interior deseos, deseos que hemos logrado cumplir a largo, mediano, corto plazo. Deseos de nuestros padres, abuelos, esposos, hijos, amigos, etcétera, pero más de una vez se nos han roto miles de ellos. En la película Asha tiene un deseo para su abuelo, un hombre mayor que al cumplir sus 100 años de edad nos da a entender cómo es que en tantos años jamás pudo cumplir ninguno de sus sueños por lo que su nieta lo intenta ayudar y apoyar al ir con el rey quien resultó ser un roba deseos de los pueblerinos.
La enseñanza que deja esta película en mi vida personal como esposa, mamá y maestra es que nadie debe marchitar tus deseos. En ocasiones solemos querer proteger a nuestros hijos, amigos, a nuestra familia y de manera inconsciente les apagamos ese sueño. Tal como se muestra en la película, a las personas que tenían deseos se les apagaba y ellos cambiaban su actitud y su perspectiva ante el mundo convirtiéndolos en un carácter triste, depresivo e incluso aburrido. Ahí es cuando te das cuenta de ¿cuántas veces nos hemos sentido así?, ¿cuántas veces hemos hechos sentir así a alguna persona cercana a nosotros?
Conocemos el típico “no le cuentes tus deseos a nadie porque se te pueden marchitar”. Lamentablemente vivimos en un mundo lleno de egoísmo y envidia, se sabe que es inevitable sentir eso, pero si podemos enseñar e inculcar a nuestros hijos y futuras generaciones a sentir emoción, alegría, a apoyar los sueños de nuestros amigos, padres, abuelos, a tus compañeros de trabajo y a las personas cercanas a ti.
Cuando veas la película piensa cuántos deseos tiene tu corazón y cuando tengas ganas de luchar por ese deseo saca tu estrella interior y no dejes que nada ni nadie te marchite o apague tu luz. Rodéate de seres que construyen, aléjate de las personas que destruyen o contaminan con comentarios negativos. El mundo está en nuestras manos y aún podemos educar niños con el corazón noble y llenos de deseos por cumplir.