Por Anagabriela De La Garza
Cuando mis hijos eligieron practicar un deporte que amo y me encanta, me emocioné mucho pues el futbol soccer ha sido parte de mi vida desde pequeña.
De niña amaba ir a todos los partidos que mi hermano tenía, echarle porras y verlo mejorar día con día.
Cuando empecé a llevar a mis hijos a entrenar nunca me imaginé que nuestra vida iba a empezar a girar al rededor de este deporte.
Los entrenamientos se iban a convertir en la prioridad, antes que cualquier piñata o compromiso ellos aman ir a entrenar.
Correr de la escuela a comer rápido, cambiarse e irse a entrenar, hacer las tareas en la camioneta mientras esperan que su hermano acabe el entrenamiento.
Los fines de semana se organizan de acuerdo a los roles de sus partidos, cruzando los dedos para que no tengan partido al mismo tiempo en diferentes canchas y estar dividida en 2, no importa el frío o el calor y claro si se enferman no quieren faltar.
Pero el reto que jamás imaginé que sería el más dificil es mantener esos corazoncitos animados, esos deseos y sueños de llegar a ser algún día un jugador profesional como cualquier niño de esa edad y exigirse jugar y dar resultados como si ya lo fueran.
Consolar cuando salen de un partido con el corazón roto, sintiéndose tristes o frustrados porque no jugaron.
Ha sido difícil para mi pues como espectadora duele, pero ver que a ellos les duela y tratar de animarlos para que sigan ha sido un reto. Espero que el estar a un lado de ellos los haga sentir apoyados y seguros. Amamos estar en esta etapa y espero que dure muchos años más y que cada día sean más fuertes y valientes como lo han sido hasta ahora, por lo pronto yo siempre seré su primer Fan.