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INÉS ¡NO ESTÁS SOLA!

Por Brisa Alcázar

Hermoso nombre para una pequeñita que me impactó, sin siquiera conocerla. Marcó un antes y un después en mi forma de pensar, en desear con más fuerza aportar con la ciencia y con mi trabajo de medicina legal, un granito de arena para gritar justicia. Aún trabajo en su caso y… quiero celebrarla como niña, como mujer, quiero hablar por ella quiero contar su historia, quiero usar esta plataforma para ser su voz, quiero seguir en la lucha para ella.

La historia de Inés

Todo comenzó con una mañana en la que Inés despertó con algo de náuseas, y fue llevada a un médico particular de farmacia, el cual recetó antibióticos y analgésicos pensando en una infección. Sin embargo más tarde, los síntomas empeoraron, el vómito era contundente, dolor abdominal, la pequeña se desvanecía, así que fue llevada a un hospital. Mientras pasaban los minutos Inés parecía más inconsciente, los médicos trataron de salvar su vida y realizaban maniobras de reanimación pero no hubo respuesta. Inés en esa sala de urgencias falleció, se notificó al Ministerio Público, pues se percataron de algunas lesiones en sus bracitos y sus piernas.

La mamá de Inés conoció un jugador de Rugby 3 meses antes de los hechos. De buen parecer, un poco escrito, le presentó a su pequeña hija quien lo veía imponente y gigante. La madre joven e inmadura pero que amaba a su hija con todo su corazón, una mamá que se volvía más estricta ante la presencia de su pareja. Parecía que Inés no se podía portar mal ante la presencia de su madre y su padrastro. Los últimos días se le notaba un poco triste y algo más irritada de lo normal, un poco más berrinchuda por lo que se aplicaban medidas de corrección, para aparentar ser una madre que corrige bien a su hija.

Preparaba mi café esa mañana, cuando el teléfono sonó. Me programaban el procedimiento de necropsia en la siguiente hora, era una pequeña así que derramé las primeras lágrimas del día mientras manejaba hacia mi trabajo. Sin aún saber su situación llegué al mortuorio, sentí un escalofrío y se me erizó la piel. A lo lejos un cuerpecito, mientras yo lloraba por dentro y descubría su carita, oh sorpresa, no sólo su nombre era hermoso, si no que parecía un angelito dormido. Tenía una mueca sonriente en su boca, realmente eso me pareció impactante, fue la primera vez que veía una sonrisa en alguien después de morir. Un silencio inundó la sala del mortuorio, mi corazón se quebraba en mil pedazos cada que la examinaba a más profundidad, tratando de entenderla. Alguien más en la sala al ver la mueca, suspiró y mencionó, ¡Ah esta niña ya descansó!

Lloraba cada que encontraba sus lesiones en el cuerpo. Ella no pudo descubrir a su agresor, ella era una niña bella llena de sueños e ilusiones, sufriendo las consecuencias de los problemas mentales de los adulos. Problemas que no tendría porque sufrir ningún niño. Fue maltratada, y fue lesionada, sus marcas presentes, no podrían esconderse. La evidencia se plasmaba por todo su cuerpo, se llama síndrome del niño maltratado, algo que no debería existir no debería permitirse a ningún niño ser maltratado ni psicológica ni físicamente, de ninguna manera. Pero Inés fue la consecuencia de un error humano  o ¿un simple descuido? (Lo que se mencionaba en los alegatos ante el juez).

Justicia para Inés

¿Qué pensar? No me toca encontrar al responsable, mi trabajo es descubrir la causa y eso ayudará a los agentes a encontrar responsables. Así que manos a la obra, a lo que vine -límpiate las lágrimas, se fuerte– (me dije a mi misma). Pienso en mis hijas, de la misma edad que Inés en ese entonces. Llorar sólo por dentro, para poder pensar con claridad, ver cada órgano, cada inicio que me dé una señal de lo que pasó por ese cuerpo.

Lo que encontré fue una lesión provocada por una fuerza en su espalda que provocó un trauma en abdomen. Marcas en su espalda, provocando un trauma toracoabdominal irreversible. Quién te va a defender Inés, quién velaba por ti. Los que te aman elevarán una oración, pero yo después de años sigo siendo testigo de la causa y del dolor que causó tu muerte. Inés sufrió agresiones por dos semanas, fue un caso mediático pero no fue suficiente para ser una historia que se sabe.

La lesión que se describió en el dictamen médico, los nudillos marcados en la espalda de Inés, fueron la medida que se determinó para valorar el tamaño de la mano agresora. Esto ha llevado a un proceso legal aún sin encontrar definitivamente un culpable. Seguiré acudiendo las veces que sea necesario a describir mi trabajo en ese día tan oscuro que nunca olvidaré como testigo de lo que arrojó un procedimiento mediante la ciencia, mediante la medicina legal, para acercarnos más, cada vez más a la justicia por Inés.

Al igual que miles de mujeres y niños que sufren abuso y agresión levantamos la voz por todos los que ya no pueden gritar. Inés merece ser escuchada, INES no estás sola.

Brisa Alcazar: Soy médico general y médico legal, tengo una maestría en gestión directiva y administración de hospitales. Fui médico de atención clínica durante toda la pandemia COVID 19. Uno de mis mayores intereses es abrir una brecha hacia la educación en salud, desde las edades de preescolar hasta los adultos mayores; esto podrá prevenir enfermedades a futuro que puedan conllevar a complicaciones letales y/o a una inestabilidad económica, así como a una sociedad donde los servicios de salud no fueran saturados. Desempeñarme en el ámbito médico legal, me ha mostrado un panorama más realista de la vida. Como experiencias y situaciones difíciles de enfrentar, que pueden ocurrir en cualquier momento, mayormente para prevenir accidentes o consecuencias de enfermedades mentales como el suicidio.
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