AHORA QUE SOY MAMÁ

Por Karla López

Ahora que soy mamá es cuando más amo a mi madre. Entregó su cuerpo para darle espacio al mío. Se olvidó de la comodidad, de moverse libremente, se olvidó de su tiempo, de disfrutar una comida caliente, de un baño tranquilo, de dormir profundamente y sin preocupaciones. Se olvidó de los tacones, de ropa limpia y uñas arregladas, de una casa ordenada y paredes sin crayones, de tener su propia cama. Se olvidó de tener privacidad, de muebles limpios y elegantes por unos cómodos y seguros, de fiestas con amigas por tardes de alameda y enseñar andar en bicicleta. Se olvidó de sus propios sueños por tratar de que yo lograra los míos.

Pero aprendió a amar incondicionalmente, a ser más eficiente con su tiempo, a comer con una sola mano, a tomar baños en 5 minutos, a confeccionar disfraces y hacer peinados locos, a preparar fiestas de cumpleaños como toda una profesional, a curar heridas con besos mágicos, a espantar monstruos nocturnos y contar cuentos, a dormir sin dormir, a tener brazos gigantes donde cabemos todos, a dar consejos, a limpiar lágrimas mientras aguanta las propias, a decir mentiras piadosas, aprendió a ser animadora y representante artística, maestra y enfermera.

Aprendió que por más que yo sea mayor y también sea madre no puede evitar verme aún como una niña que necesita ser cuidada y protegida, porque hace un año también aprendió que no puede evitarme el dolor, sufrimiento o enfermedades. Se dio cuenta que era más valiente de lo que la vida le había enseñado, que ahora tendría que consolar mi corazón llorando junto a mi, que volvería a velar mis sueños por las noches y que de me tendría que llevar a citas médicas, que me bañaría y me vestiría de nuevo como una niña pequeña. Que ahora espantaría ataques de pánico y terrores nocturnos, a dar medicamentos y hacer curaciones como toda una profesional, a sufrir incontables veces en la sala de espera de un hospital. Verme partir a enfrentarme sola a lo desconocido y no poder acompañarme y solo despedirse con una fingida sonrisa, a llorar en soledad y luchar contra sus propios miedos. Aprendió a olvidarse de su propia vida por cuidar de nuevo de la mía.

Comprendo perfectamente todo el sacrificio y el poder sobrehumano que se requiere para dejarte de lado y cuidar a lo que más amas, lo sé que porque mientras ella luchaba por mi y mi enfermedad, yo luchaba por mi salud y por mis hijos.

Ahora que soy mamá la entiendo, comprendo y valoro, agradezco tenerla porque siempre es y será la mujer más importante en mi vida.

¡¡¡Te amo Cuquis!!!

karla lopez

Mamá, esposa, mercadóloga, ama de casa y mujer guerrera en su lucha contra el cáncer de mama.

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