Por Iyaali Alcázar
Se ha puesto de moda hablar del intestino, uno de los temas más interesantes y personalmente de mis favoritos dentro de los temas de nutrición. El intestino es nuestro segundo cerebro por la cantidad de hormonas y hormonas que secreta… además de tener un sin fin de cosas buenísimas que hace por nuestro cuerpo.
Primero empecemos a hablar sobre el “microbioma”. Antes le llamábamos flora intestinal y este término se refiere a la casa de todos los microorganismos (hongos, virus, bacterias, etc..) que habitan nuestro intestino. Éste se empieza a formar desde que estamos en la panza de nuestras madres y la primera gran colonización es cuando nacemos a través del parto.
El microbioma es casi como las huellas dactilares, todas son diferentes.
El intestino es de los órganos que más nos hablan y que más deberíamos de escuchar, existe algo llamado eje intestino-cerebro y está vinculado directamente con el sistema nervioso central que está ubicado en el cerebro y por lo tanto tiene mucho que ver con enfermedades y trastornos mentales. Cuando me refiero a que el intestino siempre “nos habla” me refiero a que cuando se inflama, tenemos estreñimiento, dolor, diarrea, nuestras heces son de diferente color, tamaño, olor y textura.
Dentro de mi consulta es de lo más normal que pregunte por tu hábito intestinal. ¿Cada cuánto vas al baño? ¿Cómo vas? Inclusive uso una escala para medir las idas al baño. Probablemente suene un poco asqueroso y al principio suele ser un poco vergonzoso, pero después de la alimentación y tratamiento especializado, cuando mis pacientes empiezan a vivir sin toda la sintomatología que creían “que era normal”, ellos mismos empiezan a entender y escuchar su cuerpo, empiezan a mejorar las idas al baño, dejan de vivir tristes y adoloridos después de comer y justamente pasa eso, empiezan a disfrutar comer y por primera vez empiezan a ver la vida diferente.
Los fanáticos del intestino, como yo y muchos colegas, nos dedicamos a leer sobre todos los tipos de síndromes y enfermedades que radican en el intestino y cómo podemos ayudar a mejorarlas.
También hay que saber que debe de existir un balance entre probióticos y prebióticos. Esta sinergia nos permite mejorar la forma en la que vivimos y comemos, ya que hasta para poder prescribir probióticos hay que conocer el caso y qué tipos de bichitos buenos se recomiendan en cada caso.
Entonces quiero recapitular un poco de lo que estoy hablando. El intestino es tan inteligente que prácticamente hace todo por el mismo y cuando no, es cuando entramos a ayudarle con suplementos, y con el simple cambio de dieta y hábitos será suficiente.
¿Cómo sé que tengo algún trastorno intestinal?
Hinchazón, distensión abdominal, dolor después de comer, flatulencias, diarrea, estreñimiento, cólico abdominal, intolerancia a muchos alimentos, ronchas o rash, infecciones recurrentes, estancamiento de peso, ansiedad, tristeza, cambios de ánimo, estar irritable, falta de apetito, hambre todo el día, entre muchos otros.
¿Cómo puedo empezar a sanar mi intestino?
1- Acudir con un nutriólogo especialista en el tema.
2- Comer variado (plantas, frutas, verduras, proteínas, leguminosas, fermentados).
3- Bajarle a las azúcares y edulcorantes artificiales.
4- Tomar agua natural, evitar gaseosas y alcohol.
5- Comer lo menos procesado posible.
6- Hacer ejercicio.
7- Hacer algún tipo de actividad física que ayude a mejorar tu salud mental (yoga, meditación, etc…)
NOTA: Es importante acudir con un especialista en el tema, para ver un plan personalizado a tus hábitos y microbioma, ya que inclusive lo que a tus hermanos les pueda caer muy bien, a ti no. Por ejemplo, hay alimentos que hay que quitar por semanas y luego reintroducirlos inclusive frutas y verduras, los probióticos que a alguien le caen bien, puede que a ti no y así muchos aspectos de la dieta y la suplementación.
Lo que si quiero concluir es que no deberíamos de sufrir al comer ni vivir con la restricción de no poder comer nada “por que nos cae mal”.