Por Daniela Montes
La maternidad es vista como algo muy importante y que se lleva a cabo siempre de una manera que debe ser celebrada o aplaudida. El día de las madres es una fecha que en cualquier parte del mundo se vuelve principalmente un festejo o celebración, en nuestro país como en muchos otros pasa que esta fecha se vuelve sinónimo de consumo, los supermercados poden moño a los artículos del hogar como si fuera a lo único que las madres desharían aspirar, etiquetando la maternidad con un rol que siempre se lleva a cabo.
Mensajes como “Feliz día de las madres” se vuelven típicos en redes, memes, y demás interacciones, pero nadie contempla estas otras maternidades. Aquellas donde esas madres no ejercen adecuada o saludablemente esa maternidad. Aquellas donde esas madres fueron obligadas a ejercer una “crianza” que no deseaban. Las maternidades que fueron rotas por la pérdida de uno o varios hijos, esas maternidades extintas por la muerte que no pueden ser festejadas como quien puede abrazar a su madre. Y esas maternidades que fueron arrebatadas por no tener con qué ejercerlas o cómo hacerlo de una buena manera o donde tiene que existir esta separación por la seguridad del mismo hijo o hija.
De éstas nadie habla es como si fueran invisibles, como si solo aquellos y aquellas que las viven las conocieran. Como si estuvieran en otro planeta, en otro lugar donde estas emociones no caben en esta celebración. Como si el día fuera sólo de las madres buenas, presentes y dedicadas.
Seamos empáticos con todas aquellas familias, mujeres e hijos que viven esta y otras tantas fechas en el dolor o soledad, en una ambivalencia o dualidad de emociones. Hablemos de maternidades compartidas también, donde para que un hijo este dentro de una familia, una mujer tuvo que renunciar o perderlo. Hablemos desde el entendimiento, donde una persona no desea festejar por la pérdida o por la distancia que se generó por esa falta de amor o entendimiento al ser criado. Recordemos que hay mamás presentes pero distantes emocionalmente y mamás ausentes que aún se hacen presentes en el recuerdo o en una situación como el oler un perfume o ver una prenda o peinado.
No todas las mujeres que maternan son buenas y lo saben hacer, ni todas las madres que abandonan o no tienen las habilidades de cuidado son malas. Solo hay mujeres que tuvieron mejores oportunidades.
Pero en la maternidad no habrá nada mejor que acompañarse de otras mujeres que nos entiendan y ayuden a aprender y a crecer.
Te abrazo y te deseo que todo lo bueno de la vida te abrace y se quede contigo.