Por Karla López
He recuperado mis fuerzas tanto que me puedo permitir dejar todo atrás y refugiarme bajo el calor del sol y la calidez del mar, disfrutar de mi familia y olvidar aunque sea por unos días por todo lo que he pasado. Me sentí feliz de poder disponer de mi tiempo sin estar atada a una agenda.
Por primera vez en muchos meses me sentí libre de ti, como si nunca hubieras llegado. Pude dejarte atrás y recuperar mi vida. Así que aproveché al máximo esta pequeña tregua entre nosotros, porque sabiendo que se acercan nuestros últimos encuentros debo estar fuerte y lista para continuar.
Sabemos que te hemos acorralado, pero no sabemos si te hemos desterrado así que llegó el momento de atacarte directamente en tu guarida, esa desde donde haz orquestado esta invasión. Llegar a ti ha sido doloroso y extremadamente cansado, mis ángeles doctores deben hacer maniobras para asegurarse de que van a encontrarte y a desterrarte.
Por fin te han localizado, saben exactamente dónde estabas ya que las armas que durante 16 batallas intensas te atacaron te minimizaron al grado de hacerte desaparecer, pero siempre dejas rastros invisibles, es por eso que deben retirar más allá de donde pudiste llegar. Por fin pudieron arrancarte de mi, ya no existes en mi cuerpo y gracias a Dios no te llevaste nada de mí.
Ahora debo esperar que al analizar todo el territorio que tomaste ya no exista rastro de ti, que realmente hayas desaparecido, en algunos días sabré si te he vencido.
Mi recuperación ha sido rápida, no he tenido dolor. Mi Ángel de amor me cuida tan delicadamente, que me siento afortunada de tenerla, debe ser muy doloroso para ella, ninguna madre debería ver a sus hijos enfermos, no importa la edad siempre seremos sus pequeños.
Pasaron los días y han llegado los resultados, he conseguido la victoria ya no hay rastro de ti, todo mi esfuerzo ha valido la pena: te he ganado. Por meses luché contra ti que me cuesta tanto creerlo. Me tomó tiempo asimilarlo, pero ahora se que en realidad ¡te he vencido!