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GUÍA ROSA

Por Karla Lopez

Fui diagnosticada a los 38 años y en ese momento me di cuenta que ignoraba por completo de qué se trata esta enfermedad.

Cuando recibes un diagnóstico como este no sabes qué hacer por donde iniciar, qué pasos seguir, qué doctores buscar. Tu cabeza da mil vueltas mientras te dejas caer al suelo porque tus piernas no pueden sostenerte. Tengo la fortuna de contar con mi esposo, que posee una habilidad para ser impaciente, me levantó con todas sus fuerzas y desde ese momento no me dejó descansar, corríamos de un lugar a otro, recolectando cuanto estudio me pedían, me hacían resonancias, ecos, biopsias, análisis de sangre, mamografías. Durante casi un mes tuve que soportar la incertidumbre de cada uno de ellos y todo esto para poder llevarlo a los doctores que me explicarían la realidad. Para ser sincera jamás me imaginé llegar a tanto, pensaba que con una pequeña cirugía donde me quitarían los nódulos sería la solución a mi problema, nada más alejado de la realidad. Inicias la travesía cargando cada imagen e interpretación de tus estudios, con toda la esperanza de que tu concepto de tratamiento sea el que te imaginaste. Yo solo sabía que existía el cáncer, pero no que hay 4 etapas y yo estaba en la tercera.

Qué difícil es escuchar que existen diferentes tipos de cáncer, que el tuyo tiene su propio nombre y se llama “triple negativo”. En mi caso existen dos posibles causantes, tener una mutación de mis genes o lo que llamaron “Cáncer de suerte”, es decir que se hayan conjuntado condiciones únicas y así se haya formado. Desconocemos cómo funciona el cuerpo, la mente el destino… solo queda afrontar y vivir tu realidad. Tienes el tipo de cáncer el cual por tu edad y al no tener antecedentes te hacen candidata a realizarte estudios que ayudarán a averiguar las causas, que tienes varios nódulos infectados y que hay algunos que podrían desarrollarse pronto. Te explican que esa pequeña cirugía que tú pensabas que solucionaría todo se convertirá en una mastectomía es decir me quitarán todo mi tejido, no hay opción perderé mi mamá derecha.

Me tomó unos minutos en asimilar todo y mi cabeza no lo entendía, es demasiada información. Me dicen que tendré que ir cada semana durante 3 meses a quimioterapia. Que los siguientes 3 meses cada 21 días, después la cirugía, radiación y por último la cirugía reconstructiva. Me dicen que en un año estaremos celebrando, ¿un año? De verdad que es tan abrumador el saber que no será fácil y mucho menos rápido. No pude contener mis lágrimas me preguntaba ¿tan grave estoy?, ¿tendré la fuerza y el valor, me dolerá, me curare? Después de unos minutos de recomponerme continúan enlistando los posibles efectos secundarios.

Dios, no sólo tendré que soportar la idea de estar enferma también el verme y sentirme enferma. No paraba de temblar mientras te explican a lo que me iba a enfrentar y lloraba de miedo de pensar que todo lo tendría que hacer sola. Con todo mi esfuerzo seguí escuchando, seguía la parte difícil pero necesaria elegir la fecha para iniciar el tratamiento. Antes debía realizar un estudio llamado PET para confirmar o descartar que el cáncer no se haya extendido a otra parte de mi cuerpo, volvió el terror. Le rogaba a Dios lo contuviera en un solo lugar, no podría soportar otra terrible noticia. Mis plegarias fueron escuchadas y solo se confirmó el cáncer de mamá.

Antes de iniciar mi tratamiento tendrán que realizar un marcaje, esto es, dejar en mis tumores pequeños trozos de metal, que ayudarán al patólogo a revisar mi tejido e investigarlo después de terminar mis quimios. También me dicen que hay dos formas de administrar el medicamento una es por mis venas y la otra con un catéter que colocarán dentro de mi piel. Me explican que si decido por mis venas éstas estarán más lastimadas y el “port-a-cath” me ayudará a no sentir esa molestia. Acepto esa opción y me someten a una pequeña cirugía, me recuperé según lo esperado y al cabo de una semana iniciaría mi primera quimioterapia.

Viernes 30 de marzo inicia mi tratamiento, nerviosa y con ideas creadas por no tener información llegué al hospital. Me conducen a el cubículo número 3 donde un reposet y una bomba de infusión me esperan. Inicié a las 8 de la mañana tomándome mis signos vitales, después la premedicación que según los doctores me ayudará a no sentir molestias. Después de unos minutos iniciamos, esta primera infusión duró 8 horas. Experimenté el miedo, la alegría, la tristeza, para por fin terminarla con una felicidad inexplicable, me fui a casa necesitada de los abrazos de mi hijos, ellos curarían mi corazón.

Ahora ha pasado más del año de mi diagnóstico y mi tratamiento, me encuentro sana y recuperada, tratando día a día de vivir de la mejor manera, feliz de seguir a lado de mi familia. Mi caso es el de muchas mujeres que luchan valientemente por vencer esta terrible enfermedad, el camino puede ser largo, pero pronto celebrarás tu victoria.

El informarse es prevenir, dejemos el miedo y busquemos conocer más sobre esta enfermedad, el cáncer de mama es curable, la detección temprana y el tratamiento correcto aumenta en gran medida la esperanza de vida.

karla lopez: Mamá, esposa, mercadóloga, ama de casa y mujer guerrera en su lucha contra el cáncer de mama.
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