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EL RITUAL DEL CAFÉ

Por Griselda Suárez

Antes de cualquier reunión formal, antes de que se revisen correos electrónicos o se resuelvan problemas urgentes, todos los caminos llevan a la cafetera. Es como una peregrinación silenciosa, donde cada miembro del equipo se acerca, taza en mano, para rendirle homenaje a ese elíxir oscuro que despierta no solo los sentidos, sino también la creatividad y en algunos casos hasta amistad.

La cafetera, ese objeto aparentemente inofensivo, es en realidad el centro neurálgico de la oficina. Es ahí donde se toman las decisiones verdaderamente importantes. ¿Qué reportes se entregarán primero? ¿Qué chisme del día es digno de ser compartido? ¿Quién será el encargado de la próxima organizar la próxima reunión? La cafetera, más que un simple electrodoméstico, es el verdadero jefe de la oficina, y todos le rinden cuentas.

Pero no todo es perfecto en este pequeño reino del café. Existe un drama cotidiano que todos temen: el último sorbo. Imagínate esta escena: llegas con antojo o en algunos casos urgencia de un café y te das cuenta de que la cafetera está vacía. En ese momento, te conviertes en el héroe o el villano de la mañana. Si decides no preparar más café, te ganarás miradas de desaprobación durante el resto del día. Pero si tomas la iniciativa y haces una nueva tanda, subes en el escalafón social de la oficina, ganándote un respeto silencioso de tus compañeros.

Y luego está la cuestión de la taza. Porque en la oficina, la taza de café es más que un simple recipiente; es una extensión de la personalidad. Está el que tiene la taza gigante que bien podría usarse como maceta, el que usa una taza con chistes malos que no pierde oportunidad de compartir, y el que opta por una taza minimalista porque ‘menos es más’. Perder la taza favorita es casi motivo de duelo, y encontrarla en manos ajenas puede desencadenar una pequeña guerra fría en la oficina.

El café también sirve como la excusa perfecta para casi cualquier situación. ¿Necesitas un descanso? “Voy por café, y regreso”. ¿Cometiste un error? “Es que no he tomado café”. ¿Necesitas tener una conversación incómoda o delicada? “¿Nos tomamos un café?”. El café se convierte en ese comodín que puede usarse en cualquier situación y puede incluso suavizar los momentos más estresantes que se puedan vivir en un día laboral.

Por supuesto, no podemos olvidar al especialista en preparar el café. Siempre hay alguien en la oficina que se autoproclama el gurú del café, y todos los demás aceptan su dominio en la materia. Este personaje mide el café al milímetro, selecciona el agua con cuidado, y huele los granos como si estuviera en una cata de vinos. Y lo mejor de todo es que siempre tiene un consejo listo para aquellos que buscan mejorar su técnica casera.

En resumen, el ritual del café en la oficina no es solo una cuestión de necesidad de subir tu energía y despertar, sino que es un auténtico evento social, una pequeña tradición que mantiene unida a la tribu laboral y … si aún no tomas café, considera hacerlo, ya que te estás perdiendo de todo esto.

Y por último, la próxima vez que sientas que necesitas un respiro, o simplemente quieras ser parte de la acción, no lo dudes: sírvete una taza y únete al club. ¡No hay mejor manera de empezar el día!

Griselda Suarez: 20 años de experiencia en el área de RH, contando con puestos estratégicos en el departamento como Gerente de RH con especial enfoque en Desarrollo Organizacional y Administración de Personal. Dirige CEN Consultoría en Recursos Humanos desde hace 8 años. Pero, sobre todo, comprometida y con la convicción de que el desarrollo de las personas en una empresa es la clave del éxito de una organización, así como del ambiente laboral que la rodea.

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