Por Ana Carrera
Y de escribir con mucha furia en un blog, por arte de suerte y decisiones que se jugaron en una ruleta, acabé en el norte mexicano. Algunas personas me daban a leer sus textos, armamos un taller, se juntaron textos de muchxs. Los había de gente que estudiaba letras en la Universidad, los de poetas malditos que echaban choro en los bares mientras tocaban la guitarra, las chicas que le daban al performance y a la palabra… banda amateur que le ponía corazón a la escritura. Con ese empuje se hizo realidad armar un fanzine que a modo de compilación daba a conocer la onda subte de la música y la poesía. Se consolidaron así intentos editoriales donde pude participar entre ellos La otra esquina ediciones y Perro Negro choza editorial, ambas extintas. Corría la primera década de los dosmiles, mucha literatura en la cantina, toquines rockeros con venta de fanzines, pines y demos de las bandas en mantas extendidas en el piso a la entrada de la escena.
Fanzines y revistas como el Existencial, Plan 9B, Once Revista, entre otros, fueron proyectos autogestivos en los que participar generaba un reto. No siempre se sabía dónde hacerte de los números, los puntos de venta escasos… de no ir a los toquines o a los eventos de poesía en cantina difícilmente podías conseguir algún ejemplar. Como se dijo en la parte 1 de esta entrega, tener un ejemplar fanzinero es ahora un artículo de colección, un lujo.
Parte del viaje fue coincidir con mujeres que tecleaban durísimo y que también emprendían alrededor de la escritura. Por ahí de 2014, se crea Aquelarre editoras, mágica editorial independiente que hizo posible la materialización de esfuerzos que no habían llegado más que a un blog. Se antologó a mujeres escritoras, lo recuerdo bien, en una compilación que seguramente sigue viva titulada Viejas brujas, recuerdo el hit que tuvo en su momento y la gira por varios puntos del país cuando se presentaba dicha compilación con un performance sobre los procesos escriturales de quienes fundaron la editorial: Athena Ramírez y quien teclea. También se creó con Serpe editorial un par de plaquettes que fueron exquisitos bocaditos de poesía bien hecha…
Y bueno, como todo ciclo, llegan los fines y los recomienzos.
Hoy, continúo con la escritura como vicio. Edito, leo y compilo cuando dedico tiempo para ello. En 2021 junto a Alejandra Collado dimos vida a Sorginak Zine y aunque el proyecto se encuentra en stand by, recobrará la fuerza necesaria porque el vicio es el vicio.
Les dejo aquí los links para que conozcan un poco de lo último editado, de la necedad ante el fetiche del papel y aunque lo digital reine, esa generación afecta al fanzine exige de proyectos editoriales dadivosos que combinen a la vieja escuela y a la distribución por medios digitales de contenidos rebeldes que buscan un espacio en la literatura: http://bit.ly/40RAj9p
¡Gracias completas (en vez de totales)!
Ana Carrera > anakarrera@gmail.com