Por Daniella Monarez Hace poquito me topé con un compañero de la escuela y entre pláticas, anécdotas y risas noté que más de un par de veces mencionaba que el ya “era viejito”, y yo solo pensaba, “vamos, apenas tienes 32”. Y realmente logró ponerme a meditar. ¿Será que ya estamos viejos? Mi cabeza y…
– Tu hijo trabaja en audio en eventos muy grandes, ¿verdad? Ha de cargar constantemente equipos muy pesados. – Sí, así es. ¡Y se le nota! Se le ha hecho un cuerpazo. – Algo así como el mío, ¿verdad? – Sí, casi te alcanza de bueno. Le falta poquito, poquito. Esta conversación la tuve ayer…